Goma no era un buen
Goma no era un buen lugar para estar en 2009. Las tropas armadas de la ONU llenaban las calles –legado de años de guerras civiles que segaron muchas vidas– mientras que las carreteras, los edificios y los campos de la ciudad congoleña se tiñeron de negro con la erupción del volcán Nyiragongo. “Nunca había visto nada parecido. Parecía sacado de una película de terror", reconoce Ruth Daniel. Pero en medio de todo este sufrimiento y destrucción, el pueblo de Goma encontró la forma de unirse para expresarse y disfrutar. Daniel recuerda una multitud de miles de personas presenciando una representación de teatro al aire libre, jóvenes y mayores agolpados alrededor de un escenario improvisado, cautivados por el espectáculo y aprovechando la oportunidad de interacción que les brindaba esa experiencia. “El contexto era extremadamente difícil, pero el deseo de la gente de empaparse del arte fue emocionante", dice Daniel. "Era arte en acción, marcando la diferencia. Para mí, fue el principio de un largo camino". Daniel ya había estado en la República Democrática del Congo para un proyecto de investigación de la Universidad de Manchester sobre el papel del arte en lugares en conflicto. Ese proyecto lleva por nombre ‘In Place of War’ y ha crecido hasta convertirse en una organización que utiliza la creatividad para generar un cambio positivo en este tipo de zonas y cuya Directora Ejecutiva es la propia Daniel. In Place of War trabaja con artistas y líderes comunitarios locales en más de 20 países para establecer espacios culturales, como estudios de música y teatros, formar empresarios creativos y promover la colaboración artística. Ha atraído a simpatizantes de alto perfil, como Brian Eno o Desmond Tutu, y ha llevado a Daniel y su equipo a algunos de los lugares más peligrosos del mundo. Uno de ellos es el barrio de Lavender Hill en Ciudad del Cabo, a donde In Place of War fue invitada para conocer de primera mano el 42 / Jaguar Magazine
Mundo El poder del pueblo (izq.) Ruth Daniel trabajando con jóvenes; (dcha.) los músicos internacionales SYMBIZ en Uganda en 2018; (pág. anterior) la estrella del pop Wiyaala participa en la iniciativa musical GRRRL trabajo del líder de bandas reformado Turner Adams y ver cómo ayudar a la comunidad. “No hay trabajo. No hay transporte público. Las bandas violentas lo dominan todo. Los índices de asesinatos y consumo de drogas son altísimos. Caminar por allí fue toda una experiencia, con esa sensación constante de que puede pasar algo en cualquier momento”. Sin embargo, mucha gente estaba feliz solo de vernos allí. "Se acercaban a decirnos: «Gracias por venir; nadie lo hace»". Se trata de un patrón muy común. A pesar de la violencia que sigue reinando en estos lugares, Daniel dice que suele encontrar muy poca resistencia. “Claro que ha habido algunos momentos difíciles, me han llegado a apuntar con una pistola. Pero es normal. Por eso intentamos ir con gente muy respetada en las comunidades que visitamos. Muchas personas simplemente se sienten olvidadas y aprecian nuestra solidaridad y nuestra disposición para ayudar". Daniel dice que siempre se sintió movida a intentar cambiar las cosas. "Mis padres eran políticamente muy activos. Cuando tenía 13 años, mi padre me contó una cita que había escuchado: «Tienes que elegir entre hacer dinero, hacer historia o hacer arte». Esa frase me influyó mucho". En su etapa universitaria, Daniel participó en el panorama musical de Manchester. Estuvo de gira con varios grupos, incluida la banda post-punk The Fall, antes de crear su propio sello discográfico a los 22 años, y colaboró en la organización del encuentro musical Un-Convention. “El sector estaba empezando a experimentar un proceso de transformación digital. Era emocionante porque podíamos llegar a nuestro público y fomentar su colaboración. Pronto aparecieron muchos países que querían llevar el festival a sus lugares de origen y conseguimos implicar a músicos como Jarvis Cocker o Billy Bragg”. El punto clave en la vida de Daniel fue cuando Un-Convention se la llevó a Bogotá, donde el artista Martin Giraldo la invitó a Medellín, "la ciudad más peligrosa del mundo en los años 90" según la revista Time, para analizar el impacto del hip-hop en las bandas callejeras del barrio Comuna 13. “Cuando estaba a » Jaguar Magazine / 43