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7 years ago

THE JAGUAR #02

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En este número presentamos la última incorporación a la familia Jaguar: el E-PACE. El piloto de F1 Romain Grosjean nos confiesa su pasión por Jaguar, mientras que el equipo Panasonic Jaguar Racing nos revela parte de los secretos de su preparación. Además, descubrimos la velocidad extrema de las carreras de drones y disfrutamos de un día único en compañía del XF Sportbrake.

ICONOS de belleza, lejos

ICONOS de belleza, lejos de la voluptuosidad de Marilyn Monroe y Anita Ekberg —iconos de los cincuenta— y de la altivez inalcanzable de grandes modelos de Vogue como Suzy Parker y Lisa Fonssagrives. Las mujeres modernas se enamoraron de su estilo básico (pantalones estrechos negros, bailarinas negras, jersey negro de cuello alto, grandes gafas de sol y, a veces, una coleta), ideal para cualquier ocasión o compromiso. Givenchy vistió por primera vez a la actriz en Sabrina, su segundo papel protagonista, en 1954. Por lo que sabemos, el modisto se llevó una decepción en su primer encuentro porque esperaba a otra Hepburn, Katherine para más señas. Y no es extraño: en esa época, pocos diseñadores hubieran saltado de alegría ante la perspectiva de vestir a una estrella tan discreta. Sin embargo, ningún vestidito negro ha conseguido acercarse ni por asomo a la influencia ejercida por el vestido que lució en Desayuno en Tiffany’s en 1961, encarnando a Holly Golightly. “Fue como una especie de matrimonio”, explicó en una ocasión Givenchy a la periodista Drusilla Beyfus. “Poco a poco surgió la amistad y también la confianza. Siempre respeté el gusto de Audrey. No era como otras estrellas del séptimo arte: le gustaba por la simplicidad”. “Solo en sus creaciones me siento yo misma”, declaró la actriz. “Es mucho más que un modisto: es un creador de personalidad”. Algo que tenía a raudales esa chica que vivió la ocupación nazi de los Países Bajos en primera persona, que vio como algunos de sus familiares eran deportados y ejecutados, que presenció el envío de miles de judíos a los campos de concentración, que casi muere de desnutrición y que en 1948 partió rumbo a Londres con una beca para estudiar en el Ballet Rambert. Givenchy no hizo más que potenciar su estilo, ayudarla a ser ella misma, aunque eso no gustara a todo el mundo. “Antes de “Hay momentos en que su actuación en Cómo robar un millón parece un desfile de Givenchy de dos horas” 54 THE JAGUAR

La relación de Hepburn con la moda y, en especial, con Hubert de Givenchy fue una constante durante sus años como icono del séptimo arte. la Segunda Guerra Mundial, nadie vestía así”, aseguraba el fotógrafo Cecil Beaton en tono quejoso. “Ahora hay miles de imitaciones por todas partes. Levantas una piedra y te salta una chica joven con el pelo que parece mordisqueado por una rata y el rostro con una palidez lunar”. FOTOGRAFÍA: SILVER SCREEN COLLECTION / KONTRIBUTOR / GETTY IMAGES (2) Tenía 37 años cuando en 1966 rodó con el director William Wyler Cómo robar un millón, a medio camino entre una película de robos y atracos y una comedia romántica. Su belleza había madurado y era un punto más dulce, aunque sin perder la frescura de esa joven ingenua que nos encandiló con 24 años en Vacaciones en Roma, su primer papel protagonista también de la mano de Wyler, que le valió un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA en 1954. Hay momentos en que su actuación en Cómo robar un millón parece un desfile de Givenchy de dos horas. Su entrada en escena no puede ser más impactante: al volante de un descapotable Autobianchi rojo, una graciosa versión del Fiat 500, con un futurista sombrero blanco, gafas de sol de montura blanca extragrandes y enfundada en un traje blanco, medias y zapatos de tacón bajo. Luego vendrían un vestido-abrigo en color jade, una bata en tono ostra dificilísima de llevar, un traje de tweed y, el golpe final, un vestido negro con mangas de encaje, medias negras tipo de encaje a juego y un antifaz negro también de encaje, el modelito elegido para reunirse con O’Toole en el bar del Ritz (“Esta es una reunión de trabajo”, le dice ella en tono reprobador cuando él le propone tomar una copa en su habitación). Una biografía de O’Toole asegura que la relación con Hepburn traspasó la pantalla, aunque por aquel entonces los dos estaban casados: él con Siân Phillips y ella, con Mel Ferrer. Curiosamente, ninguno de los dos brilla especialmente en Cómo robar un millón y la química sexual entre ambos es tan comedida que resulta apenas creíble. Muchos años después O’Toole recordaba a Audrey Hepburn como “una mujer encantadora, pero atormentada: tenía muy poca confianza en su talento. No deja de sorprenderme que tantas actrices guapísimas confíen tan poco en sus habilidades y en su aspecto”. El Jaguar, con sus matrículas parisinas, era el vehículo ideal para una película de atracos rodada justo cuando la minifalda saltaba al otro lado del canal de la Mancha, de King’s Road al Boulevard Saint-Michel. Presentado en 1961 y con un precio que dejó perplejos a grandes nombres del sector como Enzo Ferrari (costaba un tercio de lo que valía su 250GT pese a tener unas prestaciones muy similares), el E-Type encarnaba a la perfección el espíritu de modernidad y la estética de la posguerra. El vehículo conducido por Peter O’Toole y Audrey Hepburn era un Serie I de 4,2 litros, el modelo clásico, producido entre 1961 y 1968. Empezó a fabricarse con el motor de seis cilindros en línea y 3,8 litros que ganó en Le Mans, si bien en 1964 llegaría una versión más grande. Ambos motores eran capaces de pasar de 0 a 100 km/h en solo siete segundos y algunas pruebas realizadas en carretera apuntan a que la afirmación de O’Toole sobre los 200 km/h no iba nada desencaminada. En cuanto a Audrey Hepburn, su elegancia no hizo sino crecer con los años. No había perdido ni pizca de encanto cuando, en 1976, protagonizó Robin y Marian al lado de Sean Connery, en una época en que ya estaba casi retirada. Aunque David Thomson la definió como “una criatura de los cincuenta” en su diccionario biográfico del cine, la actriz acuñó un estilo que perduró no solo más allá de su gran década, sino también tras su muerte en 1993 víctima de un cáncer. Los últimos años, alejada de los focos, los dedicó a su labor como embajadora de la UNICEF en países como Etiopía, Somalia y Vietnam, donde visitaba a niños expuestos a conflictos bélicos y pobreza, la misma situación que ella vivió de niña. Tras recibir un último tratamiento en vano en un hospital de Los Ángeles, Givenchy organizó un vuelo en un avión privado para llevarla hasta su casa en Suiza, donde falleció mientras dormía. En su certificado de defunción pone que murió con 63 años, pero el estilo de Audrey Hepburn no morirá nunca. THE JAGUAR 55

 

JAGUAR MAGAZINE

 

La revista Jaguar Magazine rinde homenaje a la creatividad en todas sus formas, con elementos exclusivos capaces de despertar los sentidos: desde el diseño más seductor a la tecnología de última generación.

En este número, exploramos la creatividad de los maestros brasileños que dieron forma al fascinante arte de la capoeira y descubrimos a unos artistas irlandeses que aúnan tradición y modernidad cultural. También recorremos la línea creativa que enlaza el papel pintado victoriano con el iPhone. Además, el actor y artista polifacético Riz Ahmed explica por qué este es el mejor momento para revelar al mundo su verdadera naturaleza.

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