Arte LA CONEXIÓN DEL
Arte LA CONEXIÓN DEL ARTE ¿Qué influencia tiene el papel pintado de estilo victoriano sobre el iPhone? ¿Y qué relación hay entre Monet y la famosa cama deshecha de Tracey Emin? El editor de arte de la BBC Will Gompertz nos lo explica Arte punk Aunque fue una obra polémica en 1917, La fuente de Duchamp marcó un antes y un después MARCEL DUCHAMP, LA FUENTE (1917), EDICIÓN DE LA GALLERY SCHWARZ, 1964 © ASSOCIATION MARCEL DUCHAMP / ADAGP, PARIS Y DACS, LONDON 2020 C on la edad, te vas dando cuenta de que no te puedes fiar de la historia. Mi mujer, por ejemplo, recuerda claramente que el discurso que di en nuestra boda en 1993 fue un poco decepcionante. Yo, por otro lado, solo recuerdo las carcajadas de los asistentes mientras contaba una anécdota tras otra. «Anda ya», dice siempre mi mujer. «Eso pasó durante el discurso del padrino». Cuanto más tiempo haga del suceso, más discutibles serán los «hechos». Por ejemplo, ¿cuándo empezó la historia del modernismo y su primo, el arte moderno? Quizá fue en Nueva York en 1917, cuando el artista y filósofo francés Marcel Duchamp exhibió un orinal en una exposición de arte contemporáneo y, al hacerlo, influyó directamente en corrientes como el dadaísmo, el surrealismo, el expresionismo abstracto, el situacionismo y el punk, así como en el autor Samuel Beckett y en la comedia alternativa. Duchamp, el fundador del conceptualismo y promotor de la idea de que todo puede ser arte, es la razón por la que la cama deshecha de Tracey Emin vale dos millones de libras y la tuya no. Pero, ¿fue él quien dio el pistoletazo de salida al movimiento moderno? A lo mejor sucedió dos años antes, en 1915, cuando el artista ruso Kazimir Malevich pintó un cuadrado negro sobre un lienzo blanco y declaró que el arte había vuelto a sus orígenes y quedaba reducido a su esencia más abstracta. O tal vez fue en 1874, cuando Claude Monet, Paul Cezanne, Berthe Morisot y el resto se rebelaron contra las élites artísticas de Francia y organizaron una exposición de su innovadora y radical obra compitiendo directamente con el gran «Salón de París» anual. El crítico de arte Louis Leroy los calificó de simples «impresionistas» que no sabían pintar como Leonardo Da Vinci. Este insulto tenía la intención de desacreditar a los jóvenes novatos, pero, en vez de eso, los convirtió en la marca de arte moderno más famosa del mundo. Una fecha de inicio del movimiento igualmente creíble podría ser 1863, el año en que el poeta y crítico Charles Baudelaire escribió su famoso ensayo El pintor de la vida moderna, en el que instaba a los artistas innovadores de París a dejar de lado la mitología y la religión como temas de inspiración y centrarse en la realidad inmunda y emocionante de la vida urbana en su ciudad cosmopolita. La tinta del ensayo apenas se había secado en el papel cuando Édouard Manet sacó a la luz una controvertida pintura de un desnudo femenino en posición recostada, Olympia, que horrorizó a los peces gordos de la Academia. En lugar de representar una diosa griega, mostraba a una prostituta local, pero inspiró a los vanguardistas, encantados con el boceto audaz y los bloques sencillos de color. Es una pintura magnífica, pero no creo que anunciara el comienzo de la historia del modernismo. Para ello, necesitamos remontarnos otros dos años atrás y cruzar el canal de la Mancha. Escondida en Holborn (la tierra de nadie que hay entre el West End y la ciudad de Londres), se encuentra la plaza Red Lion Square, donde, en abril de 1861, una firma de diseño de interiores llamada Morris, Marshall, Faulkner & Co abrió sus puertas. Su mente creativa era un historiador barbudo, especializado en el Medievo, llamado William Morris (no debe confundirse con William Morris de Morris Motors). Odiaba la era de la industrialización en la que le había tocado vivir. Su modelo a seguir era el crítico de arte John Ruskin, cuyo libro Las piedras de Venecia argumentaba que la producción mecánica en masa había causado la «degradación del trabajador» y lo había convertido en el mero engranaje de una máquina. Morris estaba de acuerdo. Pensaba que el trabajo debía ser una actividad noble y admiraba la leyenda del rey Arturo y los gremios medievales, con su sistema de educación progresiva en el puesto de trabajo en el que pasabas de aprendiz a maestro cualificado en tu oficio. La atmósfera de Morris, Marshall, Faulkner & Co era una combinación de artesanía tradicional y estética naturalista, en la que Morris diseñó ventanas de vidrieras y muebles de roble tallado. Para él, lo más importante era la belleza y la integridad del objeto artesanal, desde dibujar patrones decorativos de papel pintado hasta tejer exquisitos tapices. Esperaba fabricar sus productos a 52 / Jaguar Magazine Jaguar Magazine /